El marajá Jaswant Singh II, gobernante de Jodhpur, Marwar, entre 1876 y 1895 d. C, ha pasado a la historia como un monarca bondadoso que mantuvo a la administración y a la economía del Estado alejadas del caos e inestabilidad al instaurar un periodo de constante desarrollo, seguridad y justicia para todos. Entre los funcionarios destacados del círculo de administradores del Gobernante se encontraba un joven de la casta Charan de nombre Kaviraj Muraridanji. Fue un político astuto y un administrador visionario.

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En 1894, Kaviraj Muraridanji recibió en concepto de «jagir» – territorio otorgado en reconocimiento de actividades militares – la aldea poco conocida de Chanwa, donde construyó un pequeño y exquisito haveli actualmente conocido como Parador Fort Chanwa. Sin embargo, en 1941, la población de Chanwa pasó a ser «khalsa» (en poder del estado) ya que, irónicamente, Muraridanji fue víctima de su propia ley a favor de Marwar, mediante la cual los estados feudales que carecían de un sucesor varón o de una adopción reconocida a lo largo de la vida del «jagirdar» (gobernante del jagir) fallecido pasaban a ser propiedad del Estado automáticamente tras su defunción.

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En el año 1948, se entregó Chanwa como jagir al marajá Dalip Singh, hijo menor del marajá Umaid Singh. No obstante, con el paso del tiempo, la fortaleza se sumió en el abandono y la decadencia durante años. En 1992, inspirado por la oleada de restauraciones satisfactorias de bienes del Patrimonio y alentado por la pujante afluencia turística en el Rajastán occidental, el marajá Dalip Singh, de la vigésimo cuarta generación de descendencia directa de Rao Jodha, gobernante y fundador de Jodhpur en el siglo XV, decidió abrir las puertas de Chanwa a estos nuevos «invasores».

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En la actualidad, Fort Chanwa ha sido restaurado para recuperar todo su esplendor y encanto gracias a sus orgullosos propietarios, el marajá Dalip Singh y Rani Madhu Devi, que reciben con una cálida bienvenida a viajeros de tierras remotas a los que ofrecen su majestuosa hospitalidad en un escenario hechizante e inimitable: un parador histórico que goza de las tradiciones más exquisitas.